martes, 11 de junio de 2013

Georgie




Georgie nació el 9 de marzo de 1985 en una pequeña isla del Caribe hondureño llamada Roatán. Según Joyce -su madre-, siempre le gustaron los deportes, especialmente el fútbol y el básquetbol. No así el beisbol, tan practicado por esos lares. En particular le gustaba el de la pelota naranja, donde era bien recibida su gran estatura, pero él arrancó para el de la pecosa.

Su infancia fue vivida en las polvorientas calles del barrio Coxen Hole, en un hogar humilde. Desde los 13 años debió combinar deporte y trabajo, pues tenía que colaborar con la economía familiar. El sustento principal provenía de su padrastro -Júnior Perdomo-, un albañil con quien Georgie trabajaba a diario.

Así fue sacando lomo, a base de trabajo físico, mucha pelotita y comida abundante. Como buen hijo de las Islas de la Bahía le gustaba comer iguanas y cangrejos. Su plato preferido, el macoy, incluye iguana, pollo, cangrejo rojo, banana, leche de coco y arroz.

Como futbolista se inició en un club barrial, el Santos. Ahí lo vio alguien del Deportivo Arsenal, un equipo de la segunda división hondureña y sin estar demasiado convencido decidió probar suerte en el fútbol profesional. La jugada le salió bien, al punto que pronto pasó al Deportivo Motagua. El salto fue rápido y grande: de un humilde club isleño a uno de los cuatro grandes del fútbol catracho.

Después vino el sueño de jugar en el extranjero. Primero unos meses en el Mónaco del fútbol galo y luego un período en el Atlas de Guadalajara, pero todo se esfumó pronto. Fue a probarse al Rangers de Escocia y no tuvo suerte. Incluso por el año 2010 se informó que con su 1,93 de altura sería el próximo centrodelantero del Peñarol de Montevideo dirigido por Manolo Keosseian, pero finalmente eso nunca ocurrió.

El punto más alto de su carrera fue más o menos por aquella época de equipos extranjeros. Año 2010. Sudáfrica. Ahí más de uno se enteró de su existencia. La bicolor ocupó el puesto 30 entre 32 selecciones. Sólo un punto producto de un empate con Suiza. Cero gol a favor. Pero que le quiten lo bailado: Georgie jugó un mundial de fútbol con la camiseta de Honduras.

Luego de su corto periplo internacional regresó al fútbol local. Por estos días continúa su carrera en el Motagua, aunque la afición de las "águilas azules" no le tiene demasiado aprecio. No así en las Islas de la Bahía, donde es todo un emblema. Ahí nadie llegó tan lejos como él: al Motagua, al Mónaco francés, a la bicolor, al mundial de Sudáfrica. En su tierra Georgie Welcome es un grande. Acá, Welcome, también.