viernes, 25 de octubre de 2013

Tungsteno




"Este metal es fundamental para entender las sociedades modernas. Sin él no se podría producir de una forma económica todas las máquinas que nos rodean y las cosas que se pueden producir con ellas". Eso dice la Wikipedia del tungsteno, sin embargo para la mayoría de los mortales sólo es uno de los tantos elementos de la tabla periódica que había que fumarse en clase de Química.

Según parece está presente en muchas cosas. El ejemplo más simple son las lamparitas de luz, pues de ese material está hecho el frágil filamento que ilumina. También se lo utiliza en la elaboración de bujías, instrumentos odontológicos, puntas de lapiceras, puntas de proyectiles antitanque, brazaletes, anillos, relojes y plomadas para pescar.

Parafraseando la Wikipedia se puede decir que el tungsteno es un metal escaso, de color gris acerado, muy duro y denso, que se encuentra en forma de óxido y de sales combinado con otros elementos en ciertos minerales,. Además es el metal que tiene el punto de fusión más elevado y el elemento que tiene el punto de ebullición más alto.

Más allá de aprovechar la ocasión para desasnar un poco, seguramente a la mayoría el tungsteno solo le retrotrae a la dichosa tabla periódica de los elementos conformada por decenas cuadraditos de colores con letras grandes y números casi minúsculos. En contadas ocasiones, algunos de esos símbolos persisten en la memoria a fuerza de hacer crucigramas.

Pero hete aquí que si uno observa todos los símbolos de la citada tabla y pretende deducir cuál le corresponde al elemento referido, seguramente nunca llegue a la solución correcta. Sucede que el símbolo en cuestión no sólo no empieza con T, sino que no tiene ninguna de las letras de su nombre, aunque esta afirmación es un poco tramposa.

Ocurre que el tungsteno tiene dos nombres. O tenía. O tiene. Es algo que todavía está en discusión. Aunque desde 2005 la Unión Internacional de Química Pura y Aplicada (IUPAC) sólo admite tungsteno, hay quienes siguen utilizando su otro nombre, de origen alemán, a diferencia del primero que proviene del sueco.

Mientras que tungsteno se afincó en Francia e Inglaterra y desde ahí se propagó a gran parte del planeta, parecería que el nombre alemán solo se extendió a España y luego al resto de países de habla hispana.


Es por eso que si uno intenta deducir cuál es el símbolo del tungsteno viendo la tabla periódica difícilmente llegue a él. Salvo que siga el camino teutón, ya que en dicho país el nombre inicial fue wolfram, que se castellanizó como volframio o wolframio. De ahí que en la tabla periódica no existan dudas. Se llame como se llame, el elemento número 74 tiene la inmensa fortuna de disponer del mejor símbolo de todos. Como dice la canción: ¡Y ya lo vé, y ya lo vé, acá está la W!

viernes, 18 de octubre de 2013

El 561(*)








Puede ser cualquier día, pero si es por elegir, un lunes pasada la medianoche. Estar en 18 de Julio y que aparezca pronto el 188 es una gran suerte. Subir y pedirle al guarda "uno común" es la confirmación del regreso al hogar dulce hogar. Es el principio del fin de una jornada muy larga. Demasiado larga para ser la del primer día laborable.

Después de sacar el boleto, meter el cambio en algún bolsillo, buscar asiento y acomodarse junto a la ventanilla, viene la frutilla de la torta.

Lo primero que llama la atención es el gran escudo que ocupa todo el vidrio a espaldas del chofer. Luego múltiples pegotines rodeando a los dos trabajadores del transporte capitalino. Después la vista sabe lo que tiene que hacer: buscar a Tribilín.

El muñeco siempre está ahí: colgando frente al parabrisas delantero. Del lado de adentro, claro. De espaldas a la calle y mostrándole a todos los pasajeros la camiseta del club de sus amores, el de la calle Frugoni.

El viaje siempre es agradable. Aunque no sea un lunes a medianoche con pocos pasajeros. Aunque sea un caluroso viernes de verano a las cinco de la tarde con gente hasta la manija. Aunque llueva, esté lleno y la humedad reinante sea detestable.

El viaje siempre es agradable. Con el corazón contento y el pecho henchido, feliz de estar viajando otra vez en el mejor ómnibus de toda la ciudad. El 561. El Cutcsa welcomense.

(*) En 2016, al menos, el coche pasó a ser el 510.